Homilía para Viernes Santo parte 2 De hecho, necesitamos el silencio. El silencio nos hace escuchar. Sin el silencio, no podemos recibir la palabra. Como cualquier persona que ora sabe, es difícil escuchar si todo lo que uno hace es hablar. El silencio también nos enseña a ver las cosas de manera diferente. Fue sólo después de que Job sufrió muchas cosas terribles y se experimenta el silencio de Dios que él pudiera decir "Yo te conocía sólo de oídas; pero ahora te han visto mis ojos." Del mismo modo, leemos que Jesús clamó a Dios expresando una sensación de pérdida más profunda - pero luego se ofrece la más profunda oración que sea posible: en tus manos encomiendo mi espíritu. Silencio excava un espacio en nuestras profundidades y hace lugar para Dios. Nos abre los ojos al mundo como Jesús lo vio como él se entregó por nosotros. Es una gracia rara notar que esto ocurra. Es difícil de ver en la oscuridad. Pido a Dios que en estos días santos, Dios nos revelará cómo la Palabra viene a nosotros, incluso en silencio. Rezo para que Dios abra nuestros ojos para ver cómo Dios puede tomar el mayor mal y el sufrimiento más profundo y dar vida. Jesús la Palabra habla incluso en el silencio; la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.