Pete Kiwi
Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas Recientemente he estado leyendo un libro se llama '¿Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas.' En esta obra, la psicóloga estadounidense Melanie Joy comienza con un simple experimento mental. Te invita a imaginar que estás en la casa de un amigo, esperando la cena. Tienes mucho hambre, y de la cocina emanan aromas deliciosas que hace la boca agua. Por fin, tu anfitrión emerge y te pide que tomes un asiento. Te sirve una ración generosa del estofado. Es riquísimo, y disfrutas cada bocado. Después, lleno y satisfecho, preguntas a tu anfitrión si te contaría los ingredientes. Para tu horror total, El casualmente responde que la sopa se compone de ‘Golden Retriever’. Estás mortificado, sin dudas. Pues bien, ¿qué harías? Sonreir y ocultar tu disgusto? O levantarte de la mesa, de asco? Este experimento dibuja un interesante contraste entre nuestros actitudes. Que acaba de pasar? Si El te hubiera dicho que solo era ternera (una broma, ja ja), recuperarías el apetito? Joy argumenta que la razón de esta dicotomía en comportamiento se debe a proceso psicológico que afecta todo el mundo, que se llama "anestesia emocional", en que, por ciertos animales y en ciertas situaciones, aprendemos obstruir simpatía, y después somos capaces de no pensar en absoluto. Por ejemplo, podemos ver un camion lleno de ovejas, todo con miedo, sed y hambre, y no sentir nada, mientras que, al mismo tiempo, ser muy perturbado porque nuestro gato tiene gripe. Después de esta breve conjetura, Joy pasa el resto del libro describiendo los horrores de la industria carne: las gallinas ponedoras que están confinadas en jaulas durante toda su vida corta y miserable; las vacas lecheras que están impregnadas cada unos meses, sólo para haber sus bebés recién nacidos llevados y asesinados - por lo que la leche puede ser utilizado para el consumo humano. Miles de millones de vidas, todos los días, que viven en la miseria. Yo no totalmente estoy de acuerdo con Joy. De hecho, creo que es lo contrario. A mí me parece que estamos muy selectivo con a quién, o qué, le damos nuestra compasión y simpatía. Pienso que nuestro estado neutral es no sentir nada; sólo los amigos cercanos y la familia son realmente capaces de haciéndonos triste. ¿Quién no ha ignorado a una persona sin hogar, con hambre y desesperado, en su camino a comprar un café, por ejemplo? Ciertamente, no yo.
Jun 20, 2014 11:22 PM
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Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas

Recientemente he estado leyendo un libro se llama '¿Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas.'

En esta obra, la psicóloga estadounidense Melanie Joy comienza con un simple experimento mental. Te invita a imaginar que estás en la casa de un amigo, esperando la cena. Tienes mucha hambre, y de la cocina emanan aromas deliciosos que hace la boca agua. Por fin, tu anfitrión emerge y te pide que tomes un asiento. Te sirve una ración generosa del estofado. Es riquísimo, y disfrutas cada bocado. Después, lleno y satisfecho, preguntas a tu anfitrión si te contaría los ingredientes. Para tu horror total, El casualmente responde que la sopa se compone de ‘Golden Retriever’. Estás mortificado, sin dudas. Pues bien, ¿qué harías? Sonreir y ocultar tu disgusto? O levantarte de la mesa, de asco?

Este experimento dibuja un interesante contraste entre nuestras actitudes. Que acaba de pasar? Si El te hubiera dicho que solo era ternera (una broma, ja ja), recuperarías el apetito? Joy argumenta que la razón de esta dicotomía en comportamiento se debe a proceso psicológico que afecta todo el mundo, que se llama "anestesia emocional", en que, por ciertos animales y en ciertas situaciones, aprendemos obstruir simpatía, y después somos capaces de no pensar en absoluto. Por ejemplo, podemos ver un camion lleno de ovejas, todo con miedo, sed y hambre, y no sentir nada, mientras que, al mismo tiempo, ser muy perturbado porque nuestro gato tiene gripe.

Después de esta breve conjetura, Joy pasa el resto del libro describiendo los horrores de la industria carne: las gallinas ponedoras que están confinadas en jaulas durante toda su vida corta y miserable; las vacas lecheras que están impregnadas cada unos meses (I dont understand  what you mean), sólo para haber (ver a) sus bebés recién nacidos ser llevados y asesinados - por lo que la leche puede ser utilizada para el consumo humano. Miles de millones de vidas, todos los días, que viven en la miseria.

Yo no totalmente estoy totalmente de acuerdo con Joy. De hecho, creo que es lo contrario. A mí me parece que estamos somos muy selectivos con a quién, o qué, le damos nuestra compasión y simpatía. Pienso que nuestro estado neutral es no sentir nada; sólo los amigos cercanos y la familia son realmente capaces de hacernos sentir tristes. ¿Quién no ha ignorado a una persona sin hogar, con hambre y desesperado, en su camino a comprar un café, por ejemplo? Ciertamente, no yo.

June 21, 2014
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Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas

Recientemente he estado leyendo un libro se llama '¿Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas.'

En esta obra, la psicóloga estadounidense Melanie Joy comienza con un simple experimento mental. Te invita a imaginar que estás en la casa de un amigo, esperando la cena. Tienes mucha hambre, y de la cocina emanan aromas deliciosas que y se te hace la boca agua. Por fin, tu anfitrión emerge y te pide que tomes un asiento. Te sirve una ración generosa del estofado. Esta riquísimo, y disfrutas cada bocado. Después, lleno y satisfecho, preguntas a tu anfitrión si te contaría los ingredientes. Para tu horror total, El casualmente responde que la sopa se compone de ‘Golden Retriever’. Estás mortificado, sin dudas. Pues bien, ¿qué harías? Sonreir y ocultar tu disgusto? O levantarte de la mesa, de asco?
Este experimento dibuja un interesante contraste entre nuestros actitudes. Que acaba de pasar? Si El te hubiera dicho que solo era ternera (una broma, ja ja), recuperarías el apetito? Joy argumenta que la razón de esta dicotomía en el comportamiento se debe a un proceso psicológico que afecta a todo el mundo, que se llama "anestesia emocional", en que mediante la cual, por ciertos animales y en ciertas situaciones, aprendemos obstruir la simpatía, y después somos capaces de no pensar en absoluto. Por ejemplo, podemos ver un camion lleno de ovejas, todas con miedo, sed y hambre, y no sentir nada, mientras que, al mismo tiempo, ser estar muy perturbado preocupado porque nuestro gato tiene gripe.

Después de esta breve conjetura, Joy pasa el resto del libro describiendo los horrores de la industria  de la carne: las gallinas ponedoras que están confinadas en jaulas durante toda su vida corta y miserable; las vacas lecheras que están impregnadas embarazadas cada unos pocos meses, sólo para haber ver a sus bebés recién nacidos ser llevados y asesinados - por lo para que la leche pueda ser utilizada para el consumo humano. Miles de millones de vidas, todos los días, que viven en la miseria.

Yo no totalmente estoy de acuerdo con Joy. De hecho, creo que es lo contrario. A mí me parece que estamos muy selectivo con a quién, o qué, le damos nuestra compasión y simpatía. Pienso que nuestro estado neutral es no sentir nada; sólo los amigos cercanos y la familia son realmente capaces de haciéndonos triste. ¿Quién no ha ignorado a una persona sin hogar, con hambre y desesperado, en su camino a comprar un café, por ejemplo? Ciertamente, no yo.

June 21, 2014
Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas

Recientemente he estado leyendo un libro se llama '¿Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas.'

En esta obra, la psicóloga estadounidense Melanie Joy comienza con un simple experimento mental. Te invita a imaginar que estás en la casa de un amigo, esperando la cena. Tienes mucho (mucha) hambre<s>(,)</s> y de la cocina emanan aromas deliciosas (deliciosos) que hace <s>la boca agua</s> (agua la boca). Por fin, tu anfitrión emerge (se asoma) y te pide que tomes <s>un</s> asiento. Te sirve una ración generosa del estofado. Es riquísimo<s>(,)</s> y disfrutas cada bocado. Después, lleno y satisfecho<s>(,)</s> preguntas a tu anfitrión si te <s>contaría</s> (diría cuáles son) los ingredientes. Para tu (completo) horror <s>total, El casualmente</s> responde que la sopa se compone de ‘Golden Retriever’. Estás mortificado, sin <s>dudas</s> (duda). Pues bien, ¿qué harías? (¿)<s>Sonreir</s> (Sonreír) y ocultar tu disgusto? (¿)O levantarte de la mesa, (lleno) de asco?

Este experimento dibuja un interesante contraste entre nuestros (nuestras) actitudes. (¿)<s>Que</s> (Qué) acaba de pasar? Si <s>El</s> (él) te hubiera dicho que solo era ternera (una broma, ja ja), (¿)recuperarías el apetito? Joy argumenta que la razón de esta dicotomía en (el) comportamiento se debe <s>a</s> (al) proceso psicológico que afecta (a) todo el mundo<s>, que</s> (y) se llama "anestesia emocional", <s>en</s> (situación en la) que, por ciertos animales y en ciertas situaciones, aprendemos (a) obstruir (la) simpatía, y después somos capaces de no pensar en absoluto. Por ejemplo, podemos ver un <s>camion</s> (camión) lleno de ovejas, <s>todo con</s> (llenas de) miedo, sed y hambre<s>(,)</s> y no sentir nada<s>(,)</s>(;) mientras que, al mismo tiempo, ser (sería) muy <s>perturbado</s> (perturbador) <s>porque</s> (ver que) nuestro gato tiene gripe.

Después de esta breve conjetura, Joy pasa el resto del libro describiendo los horrores de la industria (de la) carne: las gallinas ponedoras que están confinadas en jaulas durante toda su vida corta y miserable; las vacas lecheras que están <s>impregnadas</s> (preñadas) cada <s>unos</s> (ciertos) meses, <s>sólo</s> (solo) para <s>haber sus</s> (parir) <s>bebés</s> (becerros) recién nacidos (y) llevados <s>y asesinados</s> (a la muerte) - por lo que la leche puede ser <s>utilizado</s> (utilizada) para el consumo humano. Miles de millones de vidas, todos los días, que viven en la miseria.

<s>Yo no</s> (No estoy) totalmente <s>estoy </s>de acuerdo con Joy. De hecho, creo que es lo contrario. A mí me parece que <s>estamos</s> (somos) muy selectivo con a quién<s>(,)</s> o (a) qué<s>(,)</s> le damos nuestra compasión y simpatía. Pienso que nuestro estado neutral (¿neutro? es no sentir nada; sólo los amigos cercanos y la familia son realmente capaces de <s>haciéndonos</s> (hacernos sentir) triste (tristes). ¿Quién no ha ignorado a una persona sin hogar, con hambre y desesperado<s>(,)</s> en su camino a comprar un café, por ejemplo? Ciertamente, no yo.


Saludos Pete, buen trabajo, solo algunas correcciones. Sugerencia: Escribe todo de nuevo con las correcciones y lee con atención.
March 29, 2020
Una pregunta para mí misma sería: ¿por qué no puedes ver cómo maltratan a un ternero o los trasladan en jaulas deplorables directas al matadero, pero sí puedes comer un poco de carne asada sin remordimiento alguno? Es muy interesante el libro, y tu respuesta hacia el. Yo creo que me inclino un poco más hacia la postura de la autora, pero no deja de causarme curiosidad la manera en que expones tu opinión. 🙌🏻
March 29, 2020
I think we are living in an era when we don't question our beliefs. We have been told that is good to torture and eat certain kind of animals and they also said we should care for other kind of animals that we call pets. Where do we draw the line? In India cows are holy animals, in china some people eat dogs, in the south of Mexico some people eat iguanas, I have a friend who has a pig pet, yet all of those animals are food in certain part of the world and friends in others. What makes them different? The way we choose to see them and treat them. To me, every life has the same value. Saludos. :)
December 3, 2015
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