¡Un cuento!
¡Hola a todos!
(Ya sabeís, todo es una invención mia)
--
"Fuimos a un restaurante para celebrar nuestro aniversario. Pedimos los mejores asientos con antelación. Nada más llegar, el camarero se puso [a] darnos la lata: "¿Os sentís bien?, ¿Qué os gustaría pedir?, ¿Habeís visto nuestro nuevo menú?". Os [] juro que estaba a punto de cruzarle la cara, pero afortunadamente mi [novia] me calmó. [Recibimos] el menú, y había 2 platos que me parecían buenos: El hígado cocido con cebolla y ajo, servido sobre una base de puré, y las albondigas con una salsa de tomates (solemos decir "salsa de tomate" a no ser que la salsa se haga mezclando distintas variedades de tomates) con arroz. Para mi novia eso fue más facil - ella supo directamente [qué] plato [le] apetecía tomar - Los camarones con guisantes, el plato más odiado por [mí]. Ella me dijo que le pidiera el plato mientras [] ("ella" no es recomendable aquí porque ya está al principio de la oración) iba a los servicios.
Después de 10 minutos de que ellá [estuviera/estuviese] allí, no podía contenerme más. [Como dice] el refrán "No se puede estar en misa y repicando" [así que no me parecía bien], llamé al puñetero camarero y le dije: "Yo [tomaré] el plato del hígado, y [] mi novia [tomará] las albondigas". Cuando ella volvió a la mesa, me dijo: "Te amo mi amor", y yo le dije "Te quiero, [amorcito]", porque no tenía [] agallas (puedes decir también "las suficientes agallas para...) para comentarle [] lo que había hecho con los platos. Pero tenía un plan para [salir] de esa situación.
Cuando llegaron los platos, [hice] como si no supiera nada (puedes decir también "simulé no saber nada"). "Aquí te van los platos, ¡qué aproveche!" dijo el tonto del camarero. "Yo no pedí este plato. Tomalo por favor y traeme los camarones", dijo mi novia. "Pero [usted ha] pedido este plato señorita", dijo el camarero. "Estás equivodado, chaval. Yo pedí los camarones." "Tu pareja especificamente pidió las albondigas. Lo recuerdo perfectamente, porque me [preguntó] si era posible poner una albóndiga extra, y que [si] sería cortesía de la casa". Deberíais ver la cara de mi novia cuando entendió que la culpa fue [mía]. Yo intenté salvarme el culo mintiendo: "Pedí los camarones, te lo juro", pero no actué muy bien. "¡Imbecil! ¿¡¿no puedes contenerte 2 minutos con tus tonterías?!?" "Por tu culpa grité a este pobrecito" dijo mi novia. "Lo siento", dije, mirando al suelo con verguenza.
Ella pidió perdón al camarero y se quedó con el plato de las albondigas, porque no se sentía cómoda [cambiando] el plato. Para recompensarla, pedí una tarta, porque nada calma mejor a una mujer que un postre, eso me enseñó mi padre. y la verdad es que funcionó estupendamente. Salimos del restaurante [agarrados] de la mano.