AnnaB
La desalineación. Parte 7. -¿Quiere que le diera algo? - ¿Qué hay? - Nada. No tengo nada para hombres. - Pues deme una manta. ¿Hay alguna? Saqué una manta y No Onísimov se envolvió completamente, de pie a cabeza. La manta le sentaba muy bien. El hospital era un conjunto de varios edificios blancos. Por lo oscuro que era la noche los edificios parecían vestidos de médico. Entramos por una de las puertas y empezamos a subir las escaleras. - ¿Por qué cambian las válvulas? - Se quedan luidas. Ella tuvo la válvula tan luida que no sé por qué seguía viva. - ¿Y por qué se hacen luidas? - Hace, no "hacen". La válvula mitral. Por los ataques reumáticos. - ¿Qué es? - Ud no es médico, pues no captará... En su despacho No Onísimov se quitó la manta y puso la bata. - Ve conmigo, - me ordenó. Por lo visto no quería dejarme sola. En el pasillo ardía luz tenue. Los pacientes dormían por sus camas. Ella no dormía. Miraba por encima de si. Yo no pude definir du edad; no menos de los veinte y no más de los cincuenta. Miraba por encima con los ojos vacíos y ni se movió cuando habímos acercado a ella. - Alla...- le llamó No Onísimov. Nada. No Onísimov cogió su mano y le tomó el pulso. - Alla, por favor... - imploró muy bajo. Alla no le oía. O no quería oír. Emitía el frío de profunda indiferencia. No Onísimov quiso decir algo, pero no pudo. Él salió al pasillo como un ciego. Me parece que él llorara. La piedad como una aguja penetró en mi alma. - Por favor... - repetí bajito, sentándome sobre la cama. Me senté de tal modo para aparecerme antes sus ojos. Y ella me vio vestida de novia y de botas de fieltre, probablemente, pensó que la Muerte ya vino por ella, pero ni la Muerte la interesaba. (continuará)
Jul 28, 2015 12:57 PM
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La desalineación. Parte 7.

-¿Quiere que le diera algo?
- ¿Qué hay?
- Nada. No tengo nada para hombres.
- Pues deme una manta. ¿Hay alguna?
Saqué una manta y No Onísimov se envolvió completamente, de los pies a la cabeza.
La manta le sentaba muy bien.

El hospital era un conjunto de varios edificios blancos. Por lo oscuro que era la noche los edificios parecían vestidos de médico.
Entramos por una de las puertas y empezamos a subir las escaleras.
- ¿Por qué cambian las válvulas?
- Se quedan luidas. Ella tuvo la válvula tan luida que no sé por qué seguía viva.
- ¿Y por qué se hacen luidas?
- Hace, no "hacen". La válvula mitral. Por los ataques reumáticos.
- ¿Qué es?
- Ud no es médico, pues no captará...
En su despacho No Onísimov se quitó la manta y puso la bata.
- Ve conmigo, - me ordenó. Por lo visto no quería dejarme sola.
En el pasillo ardía luz tenue. Los pacientes dormían por sus camas.
Ella no dormía. Miraba por encima de si. Yo no pude definir du edad; no menos de los veinte y no más de los cincuenta. Miraba por encima con los ojos vacíos y ni se movió cuando nos hacercamos a ella.
- Alla...- le llamó No Onísimov.
Nada.
No Onísimov cogió su mano y le tomó el pulso.
- Alla, por favor... - imploró muy bajo.
Alla no le oía. O no quería oír. Emitía el frío de profunda indiferencia.
No Onísimov quiso decir algo, pero no pudo. Él salió al pasillo como un ciego. Me parece que él llorara.
La piedad como una aguja penetró en mi alma.
- Por favor... - repetí bajito, sentándome sobre la cama.
Me senté de tal modo para aparecerme antes sus ojos. Y ella me vio vestida de novia y de botas de fieltre, probablemente, pensó que la Muerte ya vino por ella, pero ni la Muerte la interesaba.

(continuará)

July 28, 2015
AnnaB, es...¡¡¡ estupendo !!! Esta casi perfecto y muy bien escrito. Apetecece seguir leyéndolo...
July 28, 2015
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