AnnaB
La desalineación. Parte 8. - Le entiendo a Ud, - puse a hablar con ardor, - entiendo... Ud está muy cansada y quiere descansar, cueste lo que cueste. Aunque sea morir por fin. Quiere descansar del dolor, de la gante, de la vida, porquq toda su vida es ataques sin fin. Es imposible sufrir tanto tiempo. Yo lo entiendo. Pero, Alla... No está sola. Tras su espalda está el médico que le reparó a Ud. También, mucha gente, miles, cien miles de personas que esperan los resultados de esa operación como una garantía de su vida. Debeyki que le espera mucho y todos los EEUU. Allí también hay gente que esté mal de corazón. Por cierto, en los EEUU la operación semejante cuesta más de un millón dolares y Ud fue operada por gracia. Vale, no le importa a Ud Debeyki ni los EEUU. Pero tras su espalda están los suyos. Su marido tanto se preocupe que no duerme, volviendo loco. Pues, Ud no tiene ningun derecho... ¿Me oye? - ¿Quién eres? - me preguntó Alla con voz baja y débil. - Nadie. - ¿Es que me pareces? - No, yo existo. Me incliné hacia ella y mis gafas se le cayeron sobre la cara. Ella estiró la mano, los cogió y los puso en su nariz. - Sí, ahora te veo. Alla me veía, me oía y eso me daba ánimo. Me olvidé totalmente de mí y de la razón que no quería comentar. Existían sólo esa sala, sus ojos y No Onísimov tras la pared. - No puede pensar solamente en si misma. Querer solamente a si misma. Sentir lástima solamente por si misma. O la alineación se quede perturbada. - Perturbada...¿qué? - Cualquiera cosa en toda el Sistema Solar. Ud no tiene derecho. - ¿Qué quieres de mí? - Que vaya al retrete. Para fumar. - No tengo ganas. Y no puedo. - Ud no sabe qué puede y qué no puede. Nadie sabe sus potencias. Abracé a Alla por el cuello y empecé a levantarla poco a poco. Ella me arrefó y puso a ayudarme. - Y mi válvula, ¿no saltará? - No. Sólo se sorprenderá. Ella se levantó. Abrazadas, salimos lentamente de la sala al pasillo. Yo, vestida de novia, Alla, con su pijama de hospital, parecíamos unas fantasmas. Su debilidad va penetrando en mí, mi alegría va penetrando en ella. La alegría que me gusta más de todo y por eso yo quisiera morir. Pero no, ahora quiero segir andando por el pasillo, llevando la vida de otra tan frágil como si fuera una mariposa. El pasillo era despoblado. Una enfermera dormía en su puesto, apoyando sobre la mesa. El tic-tac del reloj despertador expandía por lo largo del pasillo.
Jul 30, 2015 5:01 PM
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La desalineación. Parte 8.

- Le entiendo a Ud, - puede a hablar con ardor, - entiendo... Ud está muy cansada y quiere descansar, cueste lo que cueste. Aunque sea morir por fin. Quiere descansar del dolor de la gante, de la vida, porque toda su vida son ataques sin fin. Es imposible sufrir tanto tiempo. Yo lo entiendo. Pero, allá... No está sola. Tras su espalda está el médico que le curó a Ud. También, mucha gente, miles, cien de miles de personas que esperan los resultados de esa operación como una garantía de su vida. Debeyki que le espera mucho y todos los EEUU. Allí también hay gente que esté mal del corazón. Por cierto, en los EEUU una operación semejante cuesta más de un millón de dolares y Ud fue operada sin nigún costo. Vale, no le importa a Ud Debeyki ni los EEUU. Pero tras su espalda están los suyos. Su marido que tanto se preocupa y no duerme, volviendose loco. Pues, Ud no tiene ningun derecho... ¿Me oye?
- ¿Quién eres? - me preguntó ella con voz baja y débil.
- Nadie.
- ¿Es que me pareces?
- No, yo existo.
Me incliné hacia ella y mis gafas se le cayeron sobre la cara. Ella estiró la mano, los cogió y los puso en su nariz.
- Sí, ahora te veo.
Alla me veía, me oía y eso me daba ánimo. Me olvidé totalmente de mí y de la razón que no quería comentar. Existían sólo esa sala, sus ojos y No Onísimov tras la pared.
- No puede pensar solamente en si misma. Querer solamente a si misma. Sentir lástima solamente por si misma. O la alineación se quede perturbada.
- Perturbada...¿qué?
- Cualquiera cosa en toda el Sistema Solar. Ud no tiene derecho.
- ¿Qué quieres de mí?
- Que vaya al retrete. Para fumar.
- No tengo ganas. Y no puedo.
- Ud no sabe qué puede y qué no puede. Nadie sabe sus potencias.
Abracé a Alla por el cuello y empecé a levantarla poco a poco. Ella me arrefó y puso a ayudarme.
- Y mi válvula, ¿no saltará?
- No. Sólo se sorprenderá.
Ella se levantó. Abrazadas, salimos lentamente de la sala al pasillo. Yo, vestida de novia, Alla, con su pijama de hospital, parecíamos unas fantasmas. Su debilidad va penetrando en mí, mi alegría va penetrando en ella. La alegría que me gusta más de todo y por eso yo quisiera morir.
Pero no, ahora quiero segir andando por el pasillo, llevando la vida de otra tan frágil como si fuera una mariposa.
El pasillo era despoblado. Una enfermera dormía en su puesto, apoyada sobre la mesa. El tic-tac del reloj despertador se expandía por lo largo del pasillo.

July 30, 2015

La desalineación. Parte 8.

- Le entiendo a Ud, - me puse a hablar con ardor, - le entiendo... Ud está muy cansada y quiere descansar, cueste lo que cueste. Aunque sea morir por fin. Quiere descansar del dolor, de la gente, de la vida, porque toda su vida son ataques sin fin. Es imposible sufrir durante tanto tiempo. Yo lo entiendo. Pero, Alla... no está sola. Tras su espalda estáLe respalda el médico que le reparó a Ud. También, mucha gente, miles, cientos de miles de personas que esperan los resultados de esa operación como una garantía de su vida. Debeyki que le espera mucho y todos los EEUU. Allí también hay gente que está mal del corazón. Por cierto, en los EEUU una operación semejante cuesta más de un millón dolares y Ud fue operada gratis. Vale, no le importa a Ud Debeyki ni los EEUU. Pero tras usted están los suyos. Su marido se preocupa tanto que no duerme, se está volviendo loco. Así, Ud no tiene ningun derecho... ¿Me oye?
- ¿Quién eres? - me preguntó Alla con voz baja y débil.
- Nadie.
- ¿Es que me pareces?
- No, yo existo.
Me incliné hacia ella y mis gafas se le cayeron sobre la cara. Ella estiró la mano, las cogió y se las puso en su nariz.
- Sí, ahora te veo.
Alla me veía, me oía y eso me daba ánimos. Me olvidé totalmente de mí y de la razón que no quería comentar. Existían sólo esa sala, sus ojos y No Onísimov tras la pared.
- No puede pensar solamente en si misma. Querer solamente a si misma. Sentir lástima solamente por si misma. O la alineación se quedará perturbada.
- Perturbada...¿qué?
- Cualquiera cosa en todo el Sistema Solar. Ud no tiene derecho.
- ¿Qué quieres de mí?
- Que vaya al retrete. A fumar.
- No tengo ganas. Y no puedo.
- Ud no sabe qué puede y qué no puede. Nadie sabe sus potencias.
Abracé a Alla por el cuello y empecé a levantarla poco a poco. Ella me arrefó (apretó)y se puso a ayudarme.
- Y mi válvula, ¿no saltará?
- No. Sólo se sorprenderá.
Ella se levantó. Abrazadas, salimos lentamente de la sala al pasillo. Yo, vestida de novia, Alla, con su pijama de hospital, parecíamos unos fantasmas. Su debilidad va penetrando en mí, mi alegría va penetrando en ella. La alegría que me gusta más por encima de todo y por eso yo quisiera morir.
Pero no, ahora quiero seguir andando por el pasillo, llevando la vida de otra tan frágil como si fuera una mariposa.
El pasillo era despoblado estaba desierto. Una enfermera dormía en su puesto, apoyándose sobre la mesa. El tic-tac del reloj despertador se expandía a lo largo del pasillo.

July 30, 2015
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