Ya, desde la Antigüedad, los reyes y grandes señores acostumbraron a guardar en sus residencias particulares objetos de interés, obras de arte y armas que recogían como fruto de sus guerras. La tradición de acumular todo ello en colecciones privadas como símbolo de poder y de riqueza se remonta a la antigua Grecia y desde allí pasó posteriormente a Roma.

En el siglo XVII se modificó el carácter privado que hasta entonces habían tenido las grandes colecciones de arte y muchas de ellas se abrieron al público; de esta forma, dejaron de pertenecer exclusivamente a nobles y reyes.

Hoy en día existen innumerables tipos de museos: por ejemplo, hay museos de pintura, de escultura, de animales, de minerales, de armas, de monedas, de vestidos, entre otros. Naturalmente, los objetos que hay en un museo no se amontonan sin más, sino que son clasificados según los autores y las corrientes artísticas a las que pertenecen; en los museos arqueológicos, todas las piezas de antiguas civilizaciones, como jarras, utensilios y armas, se colocan generalmente por orden cronológico, es decir, por fechas.