Cada fin de semana, mi marido cocina un desayuno “inglés”(su versión). Siempre
incluye tocino, setas, huevos revueltos y pan frito con aceite de oliva, y para él mismo prepara, además, frijoles de Heinz. También prepara una jarra de café para
acompáñalo. Aunque he comido casi el mismo desayuno durante más de una década,
nunca me he cansado de ello. No puedo empezar el fin de semana sin un plato
preparado, muy bien, por mi marido. El único problema es que, a veces, es muy
difícil despertarlo, especialmente cuando nuestra gata está durmiendo encima de él.