Desde siempre había tenido ganas de hacer paracaidismo. Finalmente, cuando tuve la oportunidad, y estaba a punto de saltar, recuerdo que el rugido del aire por el puerta abierta de la avioneta era ensordecedor. Realmente podía hacerlo?, me preguntaba.
Pues, al hacer paracaidismo como principiante, estás amarrado a un guía. El mío era un grandulón de 2 metros de altura, y el iba a saltar, por ende, yo también iba a saltar, guste o no. No había vuelta atrás.
¡Los primero pocos segundos fueron una locura! Volteamos para ver la avioneta encogiéndose mientras caíamos. Después de eso, caímos casi por un minuto y luego soltamos los paracaídas. En ese momento el rugido del aire dejó de ser tan fuerte, y tuve una sensación de paz mientras veía el hermoso paisaje alrededor.
Recomendaria una experiencia así para todo el mundo!