Lucia
Community Tutor
Tengo un costado lingüístico que estira mis tripas y me permite digerir más conocimiento, "umbilicar" más amistades, más ejemplos, más explicaciones. Tengo varios costados, siento un poliedro expresivo, tan importante hasta sentirlo poliedro existencial. Podría decirme políglota sin timideces, porque habitan mi cerebro las construcciones y los vocablos del italiano, del español, del francés, del portugués, del inglés. Flotan algunas que otras del árabe. El océano de las expresiones, me fascina verticalmente, lo siento tan fuerte como la gravedad. La historia de las lenguas, las culturas que las edifican, las derrotan, las modernizan. Préstamos semánticos, ediciones pragmáticamente aceptadas, neologismos, regresiones… la etimología, se vuelve un regocijo seguro para mi curiosidad. Usar mis pensamientos en registros de sonidos mentales distintos, me hace sentir más grande, como si ocupara más espacio, porque expresarme es más amplio. Me ensancho cada día más al ritmo de la exposición lingüística, al toque de mis oídos con las palabras de otra gente. Me apasionan los idiomas, y no quiero que se entienda que es una pasión, como coleccionar monedas o tocar el piano. Es una sensación tan de fondo en mis motivaciones y mis satisfacciones, que no puedo discernir el esfuerzo del placer, los errores de las invenciones, la poesía de una sintaxis incorrecta, pero sobre todo, mi forma de ser con mi forma de hablar. Ya me había interrogado sobre el huevo y la gallina, si pensar es pensable sin un idioma, si el pensamiento es la combustión que sin el oxígeno de un sistema de palabras quedaría latente. El hecho de poder expresarme en diferentes idiomas pone en jaque mi pregunta problema... o quizás suma piezas en el tablero... Amo lo que se puede hacer con los idiomas, pero aún más, amo lo que los idiomas pueden hacer conmigo.
Sep 18, 2021 5:40 PM