Los verbos transitivos son aquellos que necesitan un objeto directo, frente a los intransitivos que no llevan nunca un objeto directo.
Hay verbos reflexivos que son solo y exclusivamente reflexivos, pero hay otros que pueden ser también no reflexivos, como es el caso de lavar/lavarse y despertar/despertarse.
En la oración ME LAVO EL JERSEY, tenemos un sujeto (yo), un verbo reflexivo y transitivo, un objeto directo (el jersey) y el pronombre (me) que funciona como un objeto indirecto. YO LAVO EL JERSEY PARA MÍ.
En la oración DESPIERTO A MI MARIDO, tenemos un sujeto (yo), un verbo NO reflexivo y transitivo y un objeto directo.
El verbo despertar es reflexivo (y lleva el pronombre) cuando es intransitivo: ME DESPIERTO A LAS NUEVE CADA MAÑANA.
Los pronombres muchas veces tienen también un papel enfático y aparecen por otros motivos dependiendo de los elementos con los que se relacionan. Por ejemplo, podemos decir LOS ESPAÑOLES BEBEN CAFÉ y ME BEBO UN CAFÉ; pero en ningún caso sería correcto decir LOS ESPAÑOLES SE BEBEN CAFÉ* o YO NUNCA ME COMO VERDURAS.
ME PREPARO LA COMIDA, ME LAVO EL JERSEY. Aquí el pronombre ME pone el énfasis en que soy YO quien hago las cosas y que las cosas son ´MÍAS o son PARA MÍ.