Me identifico como europeo por un sinfín de experiencias impactantes en
ambientes internacionales, sobre todo de carácter europeo. Basta con apuntar (también, mencionar o señalar) a
la ciudad de Maastricht, donde realicé mi grado ‘Estudios Europeos’ (o mi grado en Estudios Europeos), solo para
aclararlo. Como es la cuna de la Unión Europea atrae a estudiantes europeos muy
dispares. Por tanto, experimento, diariamente, todo el continente europeo en un
espacio diminuto. Viví, durante el primer curso, en una residencia internacional.
Los otros residentes eran muy dispares en cuanto a su procedencia. (mejor, de procedencias muy dispares) Recuerdo
(vívidamente) una experiencia que marcó un antes y un después en mi identificación
cultural. Organizamos una cena donde cada uno de nosotros cocinó un plato
tradicional propio. Fue maravilloso experimentar esa riqueza cultural. Otra
experiencia esencial fue cuando estudié un (o durante un) semestre en Valencia, la ciudad española. Es una ciudad cosmopolita. Allí, también pasé, nuevamente, el tiempo
rodeado de amigos y conocidos procedentes de otras culturas. Aprendí mucho
(considerablemente) de su forma de ser y de su cosmovisión. Por eso, incorporé
muchas costumbres culturales suyas. Por ejemplo, comenzaba a hacer uso de la
siesta, tal y como los españoles suelen hacer. Por todo ello me identifico hoy
en día como europeo. Quiero (Quisiera) ser el puente que una las culturas europeas.