Para empezar, aquí estamos hablando de un refrán, es decir, de una expresión de la sabiduría popular y, por este motivo, hay un cierto nivel de verdad en ella. Sin embargo, es una expresión que emergió en un contexto histórico-social muy distinto al nuestro.
La verdad es que la felicidad no puede depender exclusivamente de cómo se sientan los demás, ni aunque estemos hablando de nuestra pareja. Además, las mecánicas de la vida moderna (o quizás tendría que decir posmoderna o referirme a la actualidad con el término "era covid") son sumamente complejas y, como hay que tener en cuenta muchísimos factores, nunca podremos decir que nuestra felicidad depende solo de la felicidad de nuestra pareja.
Personalmente, creo que la felicidad es una habilidad y que se ejercita con nuestra mente y a través de la experiencia. De hecho, si lo pensamos bien, hay gente que está feliz por muy poco que tenga y gente deprimida por mucho que tenga, incluso una esposa feliz.