La Nueva Frontera (parte 3c)
Sí, en los meses después de que abrir la carretera numerosos hombres de negocio llegaron con trabajadores los quienes analizaron la topografía de la tierra y otros hombres los quienes hicieron huecos en el suelo para buscar materiales extraños. Los hombres de negocio se acercaban a la gente del pueblo para proponer tratos y mostrar sus bolsas profundas de oro y plata. Pero, la gente, aplastada con esta muestra de lujo e intensidad de los hombres, cortésmente aún firmamente, se negaban a todas las ofertas de negocio. Eventualmente, de interés de la población local, los hombres de negocio se fueron. También los trabajadores del campo salieron pronto después por no encontrar ninguna riqueza natural en el área. Entonces, el nivel de actividad regresó a la normalidad y la tranquilidad se volvió. Otra vez, la gente estaba contenta. El pueblo siguió recibiendo visitantes ocasionalmente, pero el mensaje que ninguno era muy bienvenido en Valle Olvidado pronto alcanzó todas partes del país. En hecho, después de que muchos años algunas personas incluso creían que el pueblo fue un mito, o que nunca existió. Los gobiernos estaban felices de dejar Valle Olvidado en paz como no ofrecía ningunos recursos o beneficios, y no querían asumir el costo económico del pueblo. El flujo de vistantes ocasional al pueblo se secó. La carretera se deterioró por una falta de uso como la iglesia vieja había hecho años antes, y el gobierno, se había olvidado del pueblo, no se molestó arreglarlo. Finalmente, el puente a través del río se derrumbó y una vez más el pueblo se encontró en aislamiento. Los años pasaron. Entonces, un día soleado un tipo de veinticinco años caminó dentro del pueblo en la mañana. La entrada de Carlos Luis Ortíz Sánchez cambiará el pueblo para siempre.