¡Hola a todos! Cuando era chico solía ser muy callado. A menudo escondía mi cara en
un cuaderno de bocetos por horas, y a veces durante la noche. No sabía qué hacer para trabajar, no me considero un artista, solo un tipo que puede dibujar. Así que, tuve unas chambas en cocinas de restaurantes y
construcción, hasta en un carnaval ambulante, pero yo no era feliz. Sabía que
necesitaba hacer unos cambios, pero ¿qué? Cuando tenía 16 años y estuve trabajando como lavaplatos en un bar. Mi amigo y yo, nos tomámos unas chelas después de nuestros turnos de trabajo. Empecé a hablarle sobre lo deprimido que me sentía en el trabajo y me dijo: “¡hombre! Si te encanta dibujar, tenemos muchos compañeros, quiénes son artistas de tatuajes, ¿por qué no tratas, tatuando?” Nunca pensé en hacer eso, nunca se me ocurrió, convirtirme en un artista de tatuajes, parecé algo muy emocionante. Así que, me convertí en un artista de tatuajes. Quince años después, sigo tatuando, y soy el dueño de un estudio de tatuajes desde hace 10 años. Me gusta decir que soy más un artista que un dueño, porque mi amor está en el
proceso creativo y no en el negocio. Encontré mi lugar en esto también. A través de mi chamba, tengo el tiempo para otros intereses creativos como el pintar y la música. Ahorita, me considero un artista, sin embargo esto cambia día a día, así son
las cosas.