Cuando tenía diez años me comportaba /me portaba bien; seguía las reglas y era una chica
buena, pero una vez decidí romper las reglas. Algunos juegos estaban prohibidos en
mi escuela por ser peligrosos, y la mayoría no me interesaban, en cambio, el fútbol
americano, con reglas para derribar a los jugadores, sí me interesaba /sí que me gustaba. Estaba prohibido
jugar así, debido a las lesiones que causaba /que podía provocar, pero era más divertido jugar de
esta manera, así que rompí las reglas /me salté las reglas. El asistente de recreo nos vio jugando e
iba a enviarnos a la oficina del director, pero ese día no estaba. ¡Qué
suerte tuve!