Era un día lluvioso. Estaba paseando tranquilamente a mi perro, ocupándome de mis propios asuntos. De repente, una joven corrió hacia mí, se colgó de mi cuello y me besó en ambas mejillas. Ella me preguntó cómo estaba. Le dije que estaba muy bien. Tuvimos una pequeña charla y ella me acosó con preguntas sobre mi mamá y mi papá. Le di algunas respuestas generalizadas. Ella me dejó tan rápido como apareció ese día. Todavía no puedo recordar su nombre, ni que la haya visto antes.