Anubis en cadenas encadenado.
Soy Anubis y esta historia es trata acerca del tiempo yo la vez en que me encontré atado con cadenas en una sala rara, -¿lo qué voy a hacer?- me dije a mí mismo, llenado con lleno de miedo. En la esquina de la sala vi una pequeña pieza de piedra dura. Lentamente me moví hacia la esquina pero no estuve fue fácil porque las cadenas estaban eran cortas y pesadas. Oí un ruido y paré, -¿quién está ahí?- grité. Pero nadie contestó y otra vez intenté jalar a mí mismo tirar de mi hacia la piedra. -¿Cómo se me había encontrado en esta posición situación, dónde estaban mi esposa y mi amigo?-. Eventualmente alcancé la esquina y en de alguna manera o otra yo podía pude soltar las cadenas de mi cuerpo. Oí más ruidos bajitos y encontré un lugar para esconderme. Lo siguiente que oí fue la puerta de la sala abrirse y vi a mi esposa y a mi amigo Marco. Fueron jalado empujados por la puerta grande. Mi pobre esposa Linda cayó al suelo y una bestia bruta un despiadado animal le pegó con su pie en la espalda. Sostuve Contuve mi aliento y guardé tranquilo mantuve la calma. Mis amigos y yo tuvimos teníamos dificultades muy serias y a en ese momento no tenía ni idea sobre de qué iba a hacer. Ellos estuvieron estaban rodeados por casi un ejército de hombres salvajes con muchas armas y con un ambiente feo en el lugar. De repente tuve una idea, -¿qué y si hago un diversión provoco una distracción?- pensé yo –¿Pero cómo?- Otra vez pensé. Entonces me acordé de la pistola que tuve tenía en mi bolsillo. Yo la había olvidado porque estaba era tan pequeña que no la podía sentir en mi bolsillo. -Sólo tengo seis balas en esta pistola- pensé yo. Entretanto podía ver que mi pobre esposa sufría debajo de una bajo un montón de golpes. Decidí enseguida pegar volarle la cabeza del al jefe de este grupo de dementes. Lo vi con una barba larga y negra y con ojos odiosos. Alcé mi brazo con la pistola pero entonces vi que mi esposa me veía miraba y le señalé a ella mover que se moviera a unos centímetros de distancia del jefe. Lentamente apreté el gatillo y él cayó.