Yo crecí en una ciudad pequeña de EEUU llamada “Sugar Land”. Su nombre, que en inglés significa “la tierra de azúcar”, proviene de nuestra historia larga de cultivar azúcar. Hace dos siglos, allí se estableció una plantación gigante de azúcar por una empresa que se llamaba “Imperial Sugar”. Mucha gente de todos lados vino a trabar para la empresa y a cambio pudo vivir en los terrenos que le pertenecían. También utilizaban el trabajo de muchos prisioneros del estado. Gradualmente, esa comunidad de trabajadores que vivía en esos terrenos desarrolló un pueblito que llegó a llamarse “Sugar Land”. Hoy en día, aún se pueden ver fábricas abandonadas de Imperial Sugar en el centro de la ciudad actual. Solía haber muchas más fábricas, pero se han derrumbado o han sido destruidas. A pesar de ser una ciudad muy antigua ubicada en el sur del país, tiene una población muy diversa. Cuando era niño, mis mejores amigos eran chinos y vietnamitas, y siempre estaba rodeado por chicos que tenían padres que se habían mudado a mi país desde el suyo. De hecho, creo que es por eso que soy muy tolerante con otras culturas, debido a que ya estoy acostumbrado a convivir con gente de todo el mundo. Ahora no hay mucho que hacer ni ver en Sugar Land, pero todavía voy de vez en cuando para visitar a mis padres que siguen viviendo allí. Es sumamente importante que nunca nos olvidemos de nuestras raíces, de donde venimos, por eso nunca me voy a olvidar de Sugar Land.