Greg Chewning
Y ahora volvamos a mirar este libro, y miremos las majestuosas palabras con las cuales abren la biblia: Dios en el principio creó los cielos y la tierra. El primer capítulo del Génesis fue casi ciertamente escrito durante la época en que Israel estaba en el exilio en Babilonia. Y debemos imaginar a estos escritores como esclavos bajo la sombra de este poderoso imperio con sus palacios, fortalezas, y templos. Babilonia tenía sus propios cuentos de creación, como sabemos de los trabajos de eruditos modernos. Era una historia de conflicto, batalla, y derramamiento de sangre. La violencia era el tema subyacente a toda la historia de creación como entendían los babilónicos. Los escritores de Génesis tenían una idea bastante diferente de Dios. Eran los descendientes de Abraham, Isaac, Jacob, y Moisés. Conocían a Dios como el Dios redentor, el Dios que rescató a su pueblo de la esclavitud. Y tenían una idea totalmente diferente de la creación de Dios - no como el resultado de la violencia sino la acción de un Dios de amor y sabiduría que, por el amor puro, deseó crear un mundo para reflejar su gloria y familia humana para disfrutar de su mundo y devolverle su amor. Entonces tenemos en Génesis una imágen de la creación de la luz distinguida de la oscuridad, la tierra firme distinguida del caos del mar, de un hogar en el cual criaturas vivas podían crecer y prosperar, de la creación de los animales y de los seres humanos entre ellos, y de la responsabilidad especial dada a los seres humanos a estar a la imagen de Dios. Y a esta familia humana le ha dado la responsabilidad específica de apreciar su creación, de llevarla a la perfección por la cual Dios quería, para que ella, con toda la raza humana, reflejaran verdaderamente su gloria. Y finalmente, como el clímax de la historia tenemos la maravillosa imágen de Dios descansando en el día de reposo para disfrutar de sus obras, para ver su creación y gozar de ella, y su regalo a los seres humanos del mismo desc
Oct 17, 2020 7:36 PM