¿Puede ser tan fácil? Se ha puesto de moda, recientemente, la idea de que
aprender una lengua extranjera es algo fácil, algo que lo puede hacer
cualquiera. “¡Aprende como los niños!”, dicen. “¡Habla con nativos!”, aconsejan.
¡Cómo si fuera tan fácil! La verdad es que, como cualquier cosa en la vida que
exija constancia, no es nada fácil. Al contrario, es muy difícil. Me hace
pensar en el ejemplo típico de las personas que, al comenzar el año nuevo,
se proponen adelgazar. Al comienzo del año los gimnasios casi no pueden dar cabida (o, no dan abasto) a
todos los nuevos entusiastas, pero a las pocas semanas ya empiezan a verse
cada vez más vacíos. Esto demuestra, claramente, que una razón, entre muchas otras,
por la cual aprender un idioma extranjero no es fácil es por (la) falta de
constancia.